El Señor está contigo como poderoso gigante en medio de tu profunda dificultad, no importa si perdiste la casa, el carro, el trabajo o lo que más amabas en la vida.

¡Dios ha estado y estará allí aunque no lo sientas!

Dios proveerá y volverá a abrir ríos en la sequedad, exhibirá tu justicia para que tu vida vuelva a rebosar de contento, y te conviertas en un testimonio viviente del poder de Dios.

Los bienes materiales son importantes, pero más importante es el Dios que te suple los bienes materiales. El Señor te multiplicará en su debido tiempo lo que el enemigo te robó.

Ora con toda tu alma, y no recurras más que a Él y no busques socorro y consuelo más que en Él, la oración quebranta el corazón de Dios.

¡Soporta tu momento de angustia con fe y valor!

Sométete y abandónate a la santa voluntad de Dios, busca el consuelo de los brazos amorosos del Señor, que Él en su bondad, no te abandonará y no te dejará sin consuelo.

Recuerda que si tu vida fuese sólo dolor, no entenderías los momentos de alegría que Dios te da, y si sólo fuese alegría no sabrías cómo llevar consuelo y esperanza a los que sufren. Por eso, toma tu cruz cada día, conviértete en un genuino seguidor de Jesús. Conviértete en uno de aquellos que mueren a sí mismos cada día, para regalar vida a los que no tienen vida.

"Este es el verdadero significado de llevar la cruz cada día, el morir a nosotros mismos, ser hombres y mujeres nuevos, para honrar el Santo Nombre del Señor".