Fue superándose. Dentro de su kiosco observa a los niños con sus mochilas y sus caras risueñas llenas de ilusión.

Y es que la señora Miriam Martínez, de 63 años, tiene un kiosco desde hace más de 10 años. Esta experiencia empezó con un pequeño puesto de legumbres, pero poco a poco fue abasteciéndolo, hasta tener un negocio más grande y rentable.

Su local, ubicado en Santa María de Betania, es reconocido por muchas personas, que con el pasar de los años ven a la imponente señora superándose.

FAENA

Diariamente ella se levanta a las 5:00 a.m. en su casa (ubicada en el mismo sector) y se dispone a abrir su kiosco.

Por lo general lo cierra en la noche cuando los estudiantes del Instituto América y de otros planteles de los alrededores salen de su jornada.

MUY RECONOCIDA

Su carisma, amabilidad y gran sentido del humor la han llevado a ser una persona querida por muchos, en especial por quienes todos los días compran burundangas y refrescos.

En su kiosco vende: dulces, burundangas, refrescos, jabón, papel higiénico, pero los más vendidos son los famosos "chiwis".

SUEñOS CUMPLIDOS

Afortunadamente, esta luchadora mujer ha cumplido todos los anhelos que tenía durante su vida, el más importante es ver a sus hijos graduarse.

Miriam no está sola, cuenta con el apoyo de su pareja, quien ha sido un apoyo en su vida. Juntos han logrado educar a cada uno de sus cuatro hijos, quienes afortunadamente ya son unos profesionales.

ORGULLOSOS

Los buhoneros del lugar se sienten muy orgullosos de doña Miriam, por el tiempo que tiene su negocio.