Una mala jugada en la vida de esta humilde familia, los mantiene sufriendo tal vez en lo más profundo de sus sentimientos.
Marcelino, a sus 90 años, con pérdida de la visión hace más de tres años, no puede trabajar; mientras que su hija Victoria Tejedor, está postrada en una cama con una enfermedad incurable y su nietecita de cuatro años, Roxana González Tejedor, padece de un tumor de apendifroma en la cabeza.
Pese al dolor por los difíciles momentos que está pasando esta familia, residente en la comunidad de El Potrero, del distrito de Atalaya, hasta la fecha a las autoridades del sector pareciera no importarles con la vida del prójimo, ya que después de las elecciones, nadie se aparece por esta comunidad a prestarles la ayuda que necesitan.
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