Durante la segunda guerra mundial, era costumbre en los Estados Unidos que una familia que tuviera un hijo sirviendo en el ejército colocara una estrella en la ventana frontal de su casa.
Cuando esta estrella era dorada, entonces significaba que éste había entregado su vida por su país.
Hace muchos años, caminaba un hombre con su hijo por las calles de Nueva York y al ver las ventanas llenas de estrellas, preguntó a su papá a qué se debía esto.
Su padre le explicó lo que significaban las estrellas y cómo estas familias, que habían entregado un hijo por su país, las colgaban como un homenaje a sus sacrificios.
Finalmente, llegaron a un lote vacío y pudieron observar el cielo, era una hermosa noche iluminada por la luna.
En el firmamento, podía observarse particularmente, una estrella muy brillante en el cielo; el niño, al ver este precioso espectáculo, contuvo el aliento y afirmó:
- Mira papá, Dios también debió haber dado su hijo, hay una estrella colgada en su ventana.
- Es verdad, hay una estrella en la ventana de Dios, ¿te das cuenta de lo que hizo Dios por nosotros? Entregó a su hijo para salvar a toda la humanidad.
Esa noche, permanecieron padre e hijo observando el cielo y recordando el gran amor de Dios para con el hombre.
Cuando veas esta estrella en la ventana de Dios, recuerda que: "En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros.
Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
|