¿Quién no conoce la calle de La Bajada Salsipuedes, ubicada en el populoso barrio de Santa Ana? Allí convergen personas de todos lados de la república junto con extranjeros para comprar artículos de toda clase, por ejemplo, tembleques, polleras y hasta libros usados, este último es el negocio por excelencia en este lugar.
La venta de libros usados es una actividad que en estos momentos realizan muy pocas personas, ya que el aumento en el precio y el cambio constante de libros ha contribuido a que éstas dejen de efectuar esta labor. Sólo quedan alrededor de 8 puestos de venta, de los cuales tres son de un solo dueño.
Andrés Barcia, vendedor desde hace 15 años de libros usados, comentó que es un negocio un poco regular, pues mediante esta actividad ha podido obtener el sustento familiar al mismo tiempo que educa a sus hijos. Adquiere los libros cuando los padres de familia llegan a venderlos o a intercambiarlos por los que necesitan en el momento.
BARRERA QUE LOS AFECTA
El cambio constante de ediciones por parte de las editoriales que suplen el mercado de textos escolares en nuestro país, es la mayor problemática que afrontan los buhoneros que se dedican a la venta de libros usados, lo que les causa, a veces, muchas pérdidas, ya que los compran con anticipación para abastecer la demanda del siguiente año. Para mantener la competencia, se ven obligados a ir a las editoriales, que les dan un margen de ganancia de un 16% por unidad, situación que les hace tener problemas para venderlos, ya que los compradores dicen que tienen los precios igual que en las librerías.
En ocasiones, en el mercado no hay los libros que han sido requeridos por algunos colegios o educadores, es entonces cuando aprovechan el desabastecimiento para obtener el mayor beneficio, vendiéndolos a un precio más alto, pero más bajo que el precio original.
Recuerda Andrés que hace 20 años atrás, un libro podía servir a toda una generación en una familia, por lo que considera que, además de afectarles en el negocio, es injusto para con los padres de familia de escasos recursos tener que comprar cada año un libro nuevo, porque el del año anterior ya no está vigente.
¡NO HAY DE OTRA!
Cuando no pueden venderlos porque están en desuso, se ven obligados a darlos más baratos a quienes los buscan como referencias o donarlos a las bibliotecas o algún centro educativo de beneficencia.
Las ganancias en este negocio son equitativas, pues todo depende del manejo de las editoriales y del Ministerio de Educación con respecto a la introducción de los textos al mercado. Si los colegios privados piden libros nuevos, las ventas merman de manera drástica, por decir así, durante un periodo escolar.
Se tiene conocimiento de que una de las editoriales que abastece el mercado panameño con libros escolares cambiará las ediciones para el próximo año, por lo que se espera una baja en las ventas por parte de los buhoneros.
¿COMO LO HACEN?
Andrés se mantiene en este negocio a través de préstamos que efectúa en un banco de la localidad, invirtiendo cada año, por lo menos entre B/.1,000.00 a 2,000.00.
Es de admirar la labor que realizan estos panameños luchadores, porque de esta manera han contribuido, a través de los años, a que otros logren sus metas; al mismo tiempo, ellos obtienen los recursos necesarios para suplir sus necesidades.
Además de textos escolares, en estos puestos puede encontrar toda clase de libros, desde un best seller hasta novelas de vaqueros o de grandes historias de amor, a costos más bajos que en los locales especializados en la venta de textos.
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