HISTORIAS
La camisa

Redacción | DIAaDIA

Paco, de 8 años, entró en su casa, después de clase, pisoteando fuerte. Su padre, que se dirigía al fondo, al verlo entrar, lo llamó para hablar.

Antes de que su padre hablara algo, Paco dijo irritado: Padre, estoy con muchísima rabia. Joaquín no podría haberme hecho lo que hizo. Joaquín me humilló delante de mis amigos. ¡Me gustaría que le pasase algo malo!

El padre escuchó todo callado, mientras caminaba buscando una bolsa de carbón. Llevó la bolsa hasta el fondo y le dijo a Paco: "Hijo, quiero hacerte una propuesta. Imaginemos que aquella camisa blanca que está en el tendedero es tu amigo Joaquín y que cada trozo de carbón es un pensamiento malo que tú le envías. Quiero que tires todo el carbón en la camisa, y ahora vuelvo para ver cómo quedó.

Al niño le pareció un divertido juego, la camisa estaba colgada lejos y pocos trozos acertaban al blanco. El padre que miraba todo, le preguntó: Hijo, ¿cómo estás ahora? Estoy cansado, pero feliz porque acerté muchos trozos de carbón en la camisa, contestó. El padre miró a su hijo, que no entendía la razón de aquel juego, y dijo: Ven, quiero que veas una cosa.

El hijo fue hasta el cuarto y se miró en un gran espejo. ¡Qué susto! Paco sólo conseguía ver sus dientes y ojos. Su padre, entonces, le dijo: Viste que la camisa casi no se ensució, pero fíjate en ti mismo. Las cosas malas que deseamos a los otros son como lo que te pasó a ti.

Aunque consigamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos de éstos se quedan siempre en nosotros mismos.

Ciudad de Panamá 
Copyright © 1995-2007 DIAaDIA-EPASA. Todos los Derechos Reservados