Don Galo trabaja con el hierro sobre la carreta. (Foto: Desidé Marín / EPASA)
Ariosto Velásquez
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Las carretas tiradas por bueyes han pasado a ser de útiles medios de transporte a piezas admiradas por su valor artesanal y folclórico. Pero más que piezas que por siglos sirvieron fielmente a la labor agropecuaria de nuestros campesinos, se han convertido en las protagonistas de cuanto desfile folclórico se desarrolle de un extremo a otro del país.
Y aunque hay quienes las confeccionan guardando las medidas y reglas respectivas, son pocos los que se dedican a su reparación, especialmente de sus llantas, por lo difícil y complicado que puede resultar esta tarea.
En Pesé, la tierra que produce todo el Seco Herrerano que consumen los panameños, hay un hombre cuya experiencia le hace todo un maestro en este menester, pues se ha pasado casi toda su vida reparando y haciendo llantas para carretas. Se trata de José Moreno, conocido en el pueblo como "Galo" el que vive en "El Mango", uno de los muchos barrios que componen el histórico pueblo de Pesé.
"Galo" lleva 39 años haciendo y reparando llantas de carretas, una tarea que para muchos sería misión imposible, para él no. Don Galo vive de esta tarea y tiene una familia numerosa, que ha mantenido tallando la madera con la que crean las piezas que componen las partes de la rueda de este vehículo. Usualmente la madera usada es el "moro", la que hoy tiene que comprar y que antes obtenía con sólo adentrarse en el "monte".
El precio por un par de llantas, según nos explicó es de B/. 480.00 balboas, las puede confeccionar en semana y media. Los clientes les llegan desde muy lejos incluso de pueblos del área Oeste de provincia de Panamá y de todo Azuero. Pero no crea que Galo, quien heredó este oficio de su padre, tiene un moderno taller, pues como él mismo dice no tiene ni alera para trabajar y en lugar de herramientas convencionales usa las que su padre le dejó: un serrucho, un martillo, un cepillo de madera o galopa, clavo y martillo.
Pero "Galo" no sólo sabe hacer ruedas, pues cuando el negocio baja se dedica a su otra ocupación: vende bollos que su familia prepara y que al igual que sus ruedas, ya son famosos.