David es muy emprendedor. Sueña con tener su propia firma de contadores. (Foto: Alexander Santamaría / EPASA)
Lydia Concepción
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De ayudante de construcción a asistente de contralor. David Guerrero, de 27 años, cuenta que su vida ha sido como subir una escalera. Desde muy joven luchó por salir adelante y sobre todas las cosas pedir más de lo que tenía.
"Nunca hay que ser conforme con lo que se tiene, siempre hay que aprender un poco más de lo que se sabe", afirmó.
Realizó sus estudios universitarios pagándolos con el dinero que recibía de una construcción en la que laboraba, y con el esfuerzo de sus padres. "Aparte de que si salía otro trabajito, nunca me negué", comentó. Fue así como llegó a graduarse de Licenciado en Contabilidad.
En la empresa en que se encuentra laborando, Inmobiliaria Pacific Hills, llegó como un simple ayudante general; es decir, cargando muebles, almacenándolos y como aseador. Luego de un tiempo pasó a ser asistente de cuentas por pagar, después fue contador de dos compañías del mismo consorcio y hasta entonces ha llegado al puesto de asistente de contralor.
"A pesar de que me encuentro en un puesto bastante alto todavía tengo metas que quiero alcanzar; una de las principales es llegar a ser jefe de Contabilidad, tener un título de post grado o doctorado, para luego llegar a formar mi propia firma de contadores públicos autorizados", aseguró.
David es uno de los miles de trabajadores que hoy se benefician de la lucha realizada el 1 de Mayo de 1886 en Chicago, cuando un grupo de trabajadores batalló para que les redujeran el tiempo de trabajo a 8 horas, ya que lo mínimo que podían trabajar eran de 12 a 15 horas diarias.
Por estas manifestaciones populares ocurrieron miles de masacres, pero con todo y eso lograron que el presidente de ese entonces Andrew Johnson promulgara la ley Ingersoll, estableciendo las 8 horas laborables diariamente.
MARTIRES
Miles de obreros fallecieron en una masacre, mientras luchaban para tener un horario de trabajo justo en 1886.