No soy una experta en boxeo, pero tampoco tengo que serlo para no darme cuenta de que el "triunfo" del panameño Celestino Caballero sobre el sudafricano Jeffrey Mathebula fue una vil estafa y una verdadera vergüenza para la historia del boxeo nacional.
La tarde del jueves, fui a la remodelada Arena Roberto Durán pensando en que ese día iba a ser testigo de un evento que iba a quedar grabado con buena imagen en la historia del pugilismo criollo, pero la verdad es que salí de ahí con un enorme sentimiento de decepción y tristeza.
Y es que no se puede tapar el sol con un dedo. Al igual que mi persona, muchos panameños que presenciaron el combate, tanto en vivo como por televisión, coincidieron conmigo en que la "victoria" de "Pelenchín" fue una verdadera estafa, un descarado robo que nosotros, como cronistas deportivos y aficionados panameños objetivos, no podemos apadrinar.
Algunos excusaban este "vil robo" con el hecho de que cuando los panameños van al extranjero a pelear a ellos les hacen lo mismo. Pero entonces, ¿de qué hablamos?, ¿con qué moral cuestionamos si hacemos lo mismo?
Señores, la afición no es tonta y no se merece este irrespeto que le hicieron, porque si bien es cierto que una derrota iba a empañar el día, yo no sé a quién quisieron engañar, pues hasta el propio rostro de frustración del supercampeón "Pelenchín", dejó en evidencia el sentimiento de derrota que lo embargaba.
¡Así no se gana! La próxima vez, den el ejemplo y sean más legales con el púgil, con los panameños y con ustedes mismos. Por lo demás, sólo me queda desearle éxito y buena vibra al compatriota Anselmo Moreno, quien hoy estará defendiendo su título gallo de la AMB frente al ucraniano Wladimir Sidorenko.
Ojalá que a "Chemito" no le toque "lavar los platos rotos" en Alemania de lo que ocurrió en Panamá entre Caballero y Mathebula.
