Contrario al sobreprotector, el padre indiferente practica la filosofía de "haz lo que te da la gana, pues ya estás grandecito". En este modelo no se apoya ni controla, ni hay cariño ni autoridad, sólo descontento.

"Aquí no hay comunicación o muy poca, y los padres sólo intervienen para dar instrucciones", dijo el psicólogo.

Por su parte, "la Caixa" aduce que "las relaciones de padres e hijos pueden calificarse como de coexistencia pacífica más que de convivencia participativa (...). Los padres se muestran cohibidos, generalmente, no implicados, sin abordar con una mínima profundidad lo que requieren sus hijos; son padres que buscan vivir al aire del tiempo, valorando el día a día, el tiempo libre, las vacaciones, y todo ello desde la promoción personal, el éxito social, ganar dinero".

La práctica de este estilo obligará al hijo a buscar afecto paterno fuera de su hogar, expresó Gorrichátegui.