Es un hogar para los más pobres entre los pobres. Los adictos en rehabilitación, que asisten al REMEMI, son un ejemplo a seguir, otras de las labores que llevan a cabo es asistir a los enfermos del SIDA, hacen visitas periódicas a los hospitales para llevarle la oración y el Rosario a la Virgen María. Éstos son los que sostienen sus manos muchas veces a la hora de su partida, porque la gran mayoría de estos pacientes, como nos confiesa sor Rosa Inés, son abandonados por sus familiares.
Es triste ver morir a un ser humano, solo y abandonado por sus seres más cercanos, "su familia". Pero en ese momento se les hace sentir el verdadero amor de Dios y un ejemplo que están ellos allí presente acompañándolos.