
El don de buena gente caracteriza a Santiago Rodríguez, de 62 años.
Fotos: QUINT? MORENO
El don de buena gente caracteriza a Santiago Rodríguez, de 62 años.
Fotos: QUINT? MORENO
El don de buena gente caracteriza a Santiago Rodríguez, de 62 años.
Fotos: QUINT? MORENO
Quiere que las personas estén satisfechas.
En 26 años ha dominado el trabajo de zapatero.
Los clientes escuchan sus prédicas.
Con esmero hace su trabajo.
El don de buena gente caracteriza a Santiago Rodríguez, de 62 años.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Quiere que las personas estén satisfechas.
En 26 años ha dominado el trabajo de zapatero.
Los clientes escuchan sus prédicas.
Con esmero hace su trabajo.
El don de buena gente caracteriza a Santiago Rodríguez, de 62 años.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Quiere que las personas estén satisfechas.
En 26 años ha dominado el trabajo de zapatero.
Los clientes escuchan sus prédicas.
Con esmero hace su trabajo.
El don de buena gente caracteriza a Santiago Rodríguez, de 62 años.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Quiere que las personas estén satisfechas.
En 26 años ha dominado el trabajo de zapatero.
Los clientes escuchan sus prédicas.
Con esmero hace su trabajo.
El don de buena gente caracteriza a Santiago Rodríguez, de 62 años.
Fotos: QUINTÍN MORENO
Quiere que las personas estén satisfechas.
En 26 años ha dominado el trabajo de zapatero.
Los clientes escuchan sus prédicas.
Con esmero hace su trabajo.
Oriundo de Veraguas llegó a la edad de 15 años a la ciudad capital para estudiar, pero la situación se tornó complicada y no pudo continuar formándose académicamente, por lo que llegó hasta noveno año.
Este personaje nació el 25 de julio de 1949. Él recuerda que para subsistir ayudaba en una zapatería denominada “Palomino”, donde adquirió los conocimientos que hoy aplica para ganarse la vida. Actualmente reside en La Esperanza, de Alcalde Díaz.
Son 26 años los que lleva trabajando Rodríguez como zapatero en Calidonia, con eso ha podido sacar a su familia adelante, pues tiene cinco hijos, de los cuales cuatro ya se fueron del hogar porque son mayores de edad. Por el momento vive con su hijo de 13 años; lamentablemente su esposa falleció.
En esta zapatería se clavan y pegan calzados, suelas, se reparan bolsas de cuero, se cambian de colores los zapatos, entre otras cosas; por eso Santiago se ha convertido en un especialista de este arte.
De lunes a viernes, desde las 9:00 a.m. a 5:00 p.m se puede encontrar a este trabajador incansable en su puesto. Para él lo principal es ofrecerle un buen servicio a los clientes, para que con enormes ganas retornen al lugar.
A cada cliente que llega a su local, Santiago aprovecha para predicarle la palabra de Dios, ya que es pastor en el Templo evangélico “La bendita esperanza”, allí atiende niños y jóvenes para que no tomen malos caminos.