¡Mami, estoy aburrido! ¿Cuántas veces ha escuchado esto?

Sin duda, muchas más veces de las que hubiera esperado. Generalmente, repercute en los padres ocasionando fastidio, molestia y hasta indignación.

Imagino que dirá: ¿Cómo puede ser posible si tiene tantos juguetes? ¡Yo no tenía tantos y, sin embargo....!

El aburrimiento está relacionado con el tiempo libre. En el pasado, los griegos durante su tiempo libre se dedicaban al ocio y a esto se le consideraba creativo y productivo; sin embargo, las condiciones de vida actuales son muy diferentes y se modificó mucho el uso del tiempo libre.

Los chicos se han acostumbrado a tener pautado la mayor parte de su tiempo libre. Ellos van a escuelita de fútbol, juegan con nintendo, ven televisión, a lo que se suma una difundida doble jornada. Así, tienen días de alrededor de 9 horas de actividades pautadas, con consignas a seguir y resultados por lograr, donde se fomenta poco su iniciativa.

Pero llega el momento en el cual dicen: "Ya no quiero hacer esto más", "estoy aburrido y quiero ir a hacer otras". Bueno, imagino que se preguntará qué hacer.

¿Qué hacemos con los chicos?

Puede enseñarles canciones que cantaban de chicos: Verlos cantar y oírlos desafinar, va a generar un clima distendido, de risas y placer mutuo.

Hacer juegos que solían practicar de niños: Muchos chicos no conocen la batalla naval, las damas y el ajedrez.

Hay otros juegos que sólo requieren lápiz y papel, pensar y ganas de competir: “el ahorcado, el tutifrutti“.

Dedicarse juntos a la cocina o a la jardinería.

Practíquelo y verá que su hijo cambiará su forma de vivir.