Primera de dos entregas
| Jesús Simmons/Odalis Orozco/Viola Guevara
DIAaDIA
La espiral de violencia que vive el país presenta un panorama tétrico. Las cifras no mienten: En el año 2001, se cometieron 306 asesinatos. En el 2009 hubo 806. En lo que va del 2010, la cifra supera los 250 muertos.
En el 82.5% de los homicidios registrados en Panamá en el 2009, se utilizaron armas de fuego. Y la pregunta es: ¿de dónde sacan los delincuentes esas armas?
DIAaDIA se introdujo en el mundo de cuatro bandas delincuenciales de la capital y Colón para averiguarlo.
Una de las hipótesis que manejan las autoridades es que hay sicarios extranjeros que las alquilan a estos grupos, asesinan y se van. "Las armas no se prestan, no se alquilan", contradijo uno de los jóvenes pandilleros entrevistados en un viejo inmueble de madera abandonado, lleno de basura, en una de las calles de la ciudad de Colón. "Las armas no tienen precio porque son la diferencia entre la vida y la muerte", remató, refiriéndose a que tienen conflictos con otras bandas y las usan para defenderse y también en su faena diaria (robar).
RESPONSABLES: LOS POLICIAS
Uno de los grupos contactados recibió a este medio algo desconfiado. Creía que los periodistas eran fiscales. Adquirieron confianza cuando se empezó a hablar de fútbol (el fotógrafo es argentino, hablar de Messi ayudó). Las armas las consiguen fácilmente, solo hay que tener "la pasta" (dinero).
Los pandilleros de las cuatro organizaciones coincidieron en un punto de terror: Hay policías que se las facilitan. "Muchos policías son buenos y estrictos, pero siempre existe alguno que por dinero hace cualquier cosa", señalaron. Incluso, cuando detienen a los pandilleros les dan plazo para que busquen el dinero para pagar por el arma que les decomisaron. Si son de gran cuantía, las pierden, porque las unidades buscan un mejor comprador.
SUBEN DE PRECIO
La crisis económica ha elevado el precio, concuerdan todos los muchachos entrevistados. Aumentaron entre 150.00 y 300.00 dólares. Hoy, una nueve milímetros cuesta mil dólares, una M-16, 2, 500.00, y la más barata es la 38, que está entre 300 y 500 en el mercado negro.
LAS ARMAS DAN PODER
En otro punto de la ciudad de Colón, en un cuarto muy pequeño donde estaban hacinados pandilleros, periodistas y fotógrafo, pero con aire acondicionado, los muchachos conversaron amenamente sobre cómo consiguen las armas y de cómo protegen sus territorios. Las armas dan el poder, aseguraron, pero advirtieron que no trabajan para sicarios colombianos ni mexicanos como las pandillas de la capital.
Mientras conversábamos, uno se vestía, se ponía sus zapatillas Nike rojas, su suéter rojo y luego impregnó el pequeño lugar con su perfume. Ese era el dueño del cuarto.
De repente, tocaron la puerta para pedir un duro, que fue pagado con mucho "sencillo" (era mucho más de un dólar. El duro cuesta 0.15). Tenía un carrizo. ¿De qué era el duro?
Siguió la entrevista con otro de los miembros. Explicó que la pandilla más fuerte es la patrocinada por un capo que los provee de armas, lujos y alimentos.
En este punto, la cosa se puso algo tensa cuando, al querer ver las armas, del horno de una estufa empezaron a sacar sus "herramientas". Como expertos armeros, les sacaron las balas y los proveedores, y las volvieron a cargar, ante el temor de los periodistas de que un tiro se les escapara.
Con algo de celo, permitieron que se les tomaran fotos a las pistolas y luego las volvieron a esconder en la estufa, porque muy cerca del edificio, la Policía reconstruía un caso en el que dos miembros de esta pandilla habían matado a uno de otra banda hace unas semanas.
Ya sean capos que las patrocinan o algunos policías que se las proveen, pandillas como Rat Bat, Demon Black, de Calles 4 y 3; Diamond, de Calle 9; Vaticano (Los niños ricos), Tumba Fría, de Calle 12 Justo Arosemena; Patio Limoso, de Calles 6 y 7; Los Perros del Bambú, La Ratata, Cacheteate, Nuevo Colón, Matinizin, La Kinstong, No Pain, Nuevo Méjico, entre otras, están listas y armadas para la guerra y hacer valer su ley por medio del plomo.
EN LA CAPITAL TAMBIEN ACUSAN A POLICIAS
DIAaDIA llegó a un barrio y entró a un caserón. Los pandilleros se ubicaron en círculo alrededor de los periodistas y fotógrafos, mientras uno vigilaba desde la ventana.
Hacía calor. A rajatabla, sin pepitas en la lengua, los jóvenes soltaron lo que queríamos saber: unos de sus proveedores son los policías, que les venden armas. Manifestaron que hay capitanes y mayores de la Policía Nacional que están asociados a pandillas, les pasan datos y protección a cambio de dinero, pero recalcaron que no todos son así. "Hay soviéticos", o sea, son rectos en sus funciones, esos no dan oportunidad, aseveró.
Según los jóvenes, no asaltan guardias de seguridad para conseguir armas, porque las bandas están a otro nivel. Eso es perder el tiempo. En ocasiones, son los mismos agentes que hacen ver que son asaltados, para luego vender las pistolas, explicaron.