Aunque apenas inician las investigaciones sobre la muerte de Roberto Miranda, de 34 años, quien falleció el pasado viernes en horas de la noche a raíz de varios golpes que presentó en el cuerpo, en un confuso incidente registrado en la casa 1698 ubicada en Las Acacias, los investigadores de la PTJ parten sin dudar que se trata de un homicidio.
Según Rubén Feuillebois, inspector de la División de Homicidios de la entidad, el examen preliminar de Medicatura Forense reveló que Roberto falleció a consecuencia de múltiples escoriaciones y golpes en las extremidades y el rostro. "Las formas y las causas de cómo se dio el hecho hay que investigarlas, pero se trata de un homicidio", dijo el inspector.
La PTJ recibe las declaraciones de dos personas que se encuentran detenidas, Onel Rodríguez, propietario de la casa, y Angel, un joven vecino, para determinar cómo ocurrió la situación y el grado de participación de cada uno de ellos.
Hasta ahora no se ha revelado si Roberto estaba bajo los efectos del alcohol o drogas, porque según Feuillebois, faltan los resultados toxicológicos. No se descarta que le hayan pegado con un objeto contundente.
Rosa Marina de Rodríguez, dueña de la casa en la que se registró la situación, padece de insuficiencia renal, por lo que tiene que recurrir a la diálisis. La señora Rodríguez relató ayer cómo se dio el hecho. Cuenta que estaba en su cuarto, su esposo Onel en el baño, su hijo en su recámara y su hija Daisy salió cuando escuchó a una amiguita corriendo y gritando; tras ella iba Roberto. Daisy abre la puerta y él (Roberto) entró a la casa, intentó pegarle con un macetero. El hombre corre en la sala y agarra una tabla con la que amenazaba tanto a su hijo como a su esposo. Rosa salió del cuarto y Roberto la empujó, allí empieza un forcejo que logró la atención de algunos vecinos del área por los gritos de auxilio de la familia Rodríguez, quienes trataron de controlarlo. Lo sacaron de la casa y le amarraron los pies con una soga y las manos con su propia correa. Empezó a dar vueltas y se pegaba con el borde de la acera, dijo Rosa. Pero jamás le pegaron con un objeto contundente.
"Sus amigos se fueron, uno agarró el carro de él y lo abandonó en la calle 61 de Altos de Las Acacias. Luego otro regresó exigiendo que lo soltaran, lo que se hizo fue darle las prendas de Roberto en la manos", aseguró Rosa Marina.
OTRA VEZ
"Ésta es la segunda vez que en Las Acacias muere una persona a raíz de golpes. Hace un año se registró otro linchamiento".
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