Cornelia Pinzón, de 59 años, vive un infierno en su residencia ubicada en Llano Bonito de Aguadulce, en donde solo pide tranquilidad para mejorar su salud.
Los padecimientos de la señora Cornelia son epilepsia, nervios, presión arterial alta y ceguera, ya que perdió la visión del ojo izquierdo producto de un incidente en su residencia, cuando se le desprendió la retina, mientras que al ojo derecho le dio cataratas desde hace nueve años.
Cornelia asegura que su hija mayor es la única que la atiende junto a su esposo, ya que su otro hijo se encarga de darle malos tratos en su propia casa.
La cirujana que le realizó la operación en la capital le recomendó que guardara mucho reposo para recuperar la vista, pero por su condición familiar le es imposible.
Lo que quiere la señora Cornelia es que las autoridades apresuren el proceso de desalojo que tiene en contra de su hijo y nuera que residen en un anexo de su casa para tener más tranquilidad.
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