Fueron puntuales. A eso de las 4:00 p.m. culminaron las elecciones en el centro de votaciones de la Escuela Belisario Porras, uno de los más grandes. Minutos más tarde inició la quema de las papeletas que no se utilizaron para evitar su uso incorrecto. Dentro de los centros permanecían los jurados de mesa y un representante de cada partido; afuera estaban más personas que también escuchaban el conteo. Primero, sacaron las papeletas para contarlas y supervisar que tuvieran las dos firmas de los representantes de mesa y luego revisaban las votaciones.

Simpatizantes de los colectivos políticos se acercaban para presenciar los votos que obtuvieron sus candidatos. Rostros de preocupación y felicidad era lo más abundante. El ambiente se tornó más tenso cuando la Junta Nacional de Escrutinio (JNE) comenzó a divulgar los resultados por televisión, que se reflejaron en una pantalla dentro de las escuela. Allí se aglutinaron los simpatizantes de los partidos que estuvieron en disputa. Los gritos de euforia por los primeros resultados eran de los adeptos a la candidata del PRD y hasta palabras impropias se escucharon. El otro bando permanecía callado hasta que, como dicen en buen panameño, "se volteó la torta". De esta manera, las caras de felicidad se fueron transformando en rostros de tristeza.