A veces le prestamos mucha atención a los problemas y nos olvidamos de las bendiciones que Dios nos ha dado a lo largo de toda nuestra vida.

Nunca las pruebas superarán en número las bendiciones que el Señor ha depositado con creces sobre tu existencia, sólo con tener a Jesús en el corazón ya eres un afortunado, tienes la mayor riqueza sobre la tierra.

Tienes salud, una familia hermosa, un trabajo, amigos, y sobre todo libertad para alabarle, cuando en otras regiones del mundo el sólo pronunciar el nombre de Dios es causal para ir al paredón o para ser víctima de persecución por parte de religiosos fundamentalistas.

Aprende a ser agradecido con Dios, con la gente y contigo mismo, tienes más que mucha gente, más que muchos que tienen menos, o simplemente que aquellos que no tienen nada.

El rumbo de tu vida, puede cambiar en un segundo, las bendiciones de Dios por lo general no llegan en nuestro tiempo, sino en el tiempo de Dios, que es si te detienes a pensar en este día un poco y comienzas a enumerar todas las bendiciones que ya recibiste en la vida, verás que ni el tiempo ni la memoria alcanzan para mencionarlas a todas.

Dios es un Dios de salvación y es también un Dios de bendiciones, un Dios que tiene cuidado de ti, en cada tiempo, en cada circunstancia, sean buenas o malas.

No eres tú el que desea ser bendecido, es Él quien está deseoso de bendecirte, y sobre todo, "conforme a sus riquezas en gloria". Espera tu bendición siempre está cerca, aunque los problemas, la duda y el enemigo, no te dejen verla.