Una palabra que tiene solo seis letras es fácil de pronunciar, pero para muchos es difÃcil de decir en el momento que deben: perdón. Si analizamos, perdón empieza con "P", una de las primeras letras que un niño balbucea en sus primeros meses de vida, es decir que de grandes debemos poder repertirla sin problema. Pero a la hora de aplicarlo es como si tratáramos de decir "otorrinolaringologÃa" en menos de un segundo. ¿Y, por qué? Creo que para muchos el perdón es hacer que esa persona que nos hizo daño o nos hizo algo se humille, pero lo que no nos damos cuenta es que el hecho de que alguien nos pida perdón y nosotros perdonemos es un regalo y una oportunidad.
Busqué en internet y, según el diccionario Wikipedia, las palabras perdón y perdonar provienen del prefijo latino "per" y del verbo latino "donare", que significan, respectivamente, "pasar, cruzar, adelante, pasar por encima de" y "donar, donación, regalo, obsequio, dar...".
Tal y como dice la definición es una donación, un obsequio, regalo, el cese de una falta que exime al culpable de una obligación… Pero, ¿realmente eximimos a las personas que nos hacen algo? ¿Realmente las perdonamos? Si a pesar de que esa persona nos pide perdón, le ponemos un castigo más… entonces, ¿de verdad perdonamos?
Si todos los dÃas pecamos, y sabemos que lo hacemos y, desesperados ante Dios, cuando algo no anda bien pedimos que nos perdone y Él lo hace con tanta facilidad, ¿por qué nosotros no lo hacemos? ¿Saben por qué Él lo hace con tanta facilidad? Si después de haber rezado, orado y pedirle perdón a Dios, sentimos una paz en el corazón, como si volviéramos a nacer, entonces, ¿por qué no hacer sentir eso a los demás?
¿Por qué es un regalo y una oportunidad? Porque al recibir un perdón estamos recibiendo un regalo de alguien que nos aprecia y que se arrepiente de algo que hizo y asà mismo le damos la oportunidad de levantarse y hacer las cosas correctamente; eso es lo que hace Dios con nosotros. Entonces, ¿por qué no lo hacemos? Dejemos que todos sintamos esa paz. Perdón no es humillarse, es una oportunidad, y la vida está llena de eso.