Durante una charla ante un grupo de abogados, me hicieron esta pregunta: "¿Qué es lo más importante que ha hecho en su vida?"
Me vino a la mente lo siguiente: Fue el 8 de octubre de 1990. Mi madre cumplía 65 años, y yo había viajado a casa de mis padres para celebrar. Comencé el día jugando con un amigo mío, al que no había visto en mucho tiempo.
De repente, llegaron a avisarle que su bebé había dejado de respirar. Él salió para el hospital, yo me quedé allí. Pensé que no podía hacer nada, así es que no iba a ir con él. Pero me di cuenta de que él había dejado las llaves en el auto y fui a dejárselas, aún pensando que no me quedaría, pues más que ayudarlo, iba a estorbar.
Al llegar, me quedé un poco apartado. Efectivamente, había mucha gente con él. Unos minutos después, llegó el médico y les dio la noticia de que su hijo había muerto del síndrome de muerte de cuna.
Mi amigo y su esposa caminaron resignadamente hacia la puerta. Al verme allí, en un rincón, la madre se acercó, me abrazó y comenzó a llorar. También mi amigo se refugió en mis brazos. "Gracias por estar aquí", me dijo. Durante el resto de la mañana, permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital, viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebé y despedirse de él. Eso es lo más importante que he hecho en mi vida.
Aquella experiencia me enseñó que, más que lo que aprendí en la universidad, lo más importante era estar allí cuando alguien me necesitaba.
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