Dentro del escenario delictivo panameño han incursionado nuevas modalidades criminales, entre ellas el sicariato. Grandes grupos organizados dedicados al narcotráfico, han implementado este tipo de trabajo sucio, utilizando mano de obra de delincuentes comunes para "saldar una deuda pendiente", a costa de la vida del deudor.
DEUDA FATAL
Luis Hermida, panameño nacido en Colombia, tenía un largo historial de delitos relacionados con el narcotráfico. En enero de este año terminó de cumplir una condena de 8 años de prisión por tráfico de droga. Hermida no pudo gozar su reciente libertad, hace un par de días murió acribillado a manos de dos sujetos desconocidos que dispararon, desde una moto andando, a plena luz del día en la avenida Manuel Espinoza Batista.
Informes de la Policía Técnica Judicial sugieren que el asesinato de Hemida se debió a un tumbe de drogas, puesto que además de asesinarlo, los sujetos lograron llevarse un maletín negro, donde se presume había droga.
Investigaciones han sacado a relucir que Luis Hermida tenía vínculos con una red de operaciones en Centroamérica, ligada al Cartel de Cali.
¿CUESTION DE NACIONALIDAD?
Un sicario no es más que "un asesino a sueldo", sin embargo este término se relaciona mucho con Colombia, ya que en los años ochenta esta modalidad de asesinato tomó auge en ese país, donde llaman al ejecutor "sicario".
A raíz de este problema se han hecho un sinnúmero de escritos donde se analiza este fenómeno. Entre las obras maestras se encuentra una del escritor colombiano, Alonso Salazar titulada "No nacimos pa' semilla". En su obra, el autor cuenta la historia de Mario, un joven de 20 años, oriundo de Medellín, quien da sus impresiones al ser aprehendido por su primer asesinato.
"Lo que me da chispa es que me hayan encanado (encarcelado) por cascar (asesinar) esa cosa. Yo le tenía montada la cacería hacía días. A los que faltonean a la gente del barrio, me lambo por pelarlos".
El testimonio de Mario no difiere mucho de las historias de los llamados "matones" panameños. Cada vez son más los jóvenes, incluso menores de edad, utilizados para cometer crímenes. En muchos casos, el dinero para pagar esta "mano de obra" proviene del extranjero.
SICARIATO EN PANAMA
Hermelo Altamiranda, jefe de investigaciones criminales de la Policía Técnica Judicial, asegura que en Panamá el sicariato hizo su aparición a partir de la década de los 90. Explicó que este tipo de casos se da cuando una persona no ha pagado una deuda o se ha quedado con algún tipo de mercancía ilícita, "entonces los dueños de la mercancía proceden a quitarle la vida a la persona, que tiene una deuda con él", dijo.
El inspector manifestó que para los casos de los llamados "tumbes", también se utiliza mano de obra criminal pagada, para que robe la droga o mercancía ilícita.
EN MOTO
En Colombia, es muy famoso el uso de motocicletas, desde las cuales los sicarios matan a sus víctimas. El inspector Altamiranda, asegura que aunque en Panamá se han dado varios casos con este "modus operandi", esta no es una modalidad típica panameña "más bien es importada", expresó.
Un detalle importante que destacó, es que en la mayoría de casos similares al de Hermida, las víctimas son extranjeros vinculados a asuntos de drogas.
Al parecer, dependiendo del caso y el perfil del "objetivo", se decide si se usa un sicario profesional o un sicario novato.
UNOS SI, OTROS NO
Si bien es cierto, muchos menores y jóvenes sicarios y tumbadores panameños, están cumpliendo condena, en casos complejos con ribetes de narcotráfico, la situación es diferente.
Sobre la complejidad de investigaciones en casos vinculados al narcotráfico, Altamiranda explicó que se trata de organizaciones criminales con actividades lícitas de fachadas, a través de las cuales lavan dinero. "Tienen personal encargado de la elaboración de la droga, contadores, mulas y hasta homicidas, "es todo un andamiaje, por lo que existen maneras especiales de investigar, para llegar al fondo del asunto", subrayó.
NO ES COMUN
Mientras que la ciudadanía está temerosa ante los recientes crímenes cometidos, las autoridades consideran que el sicariato no es una actividad frecuente en Panamá.
"No llegamos a los niveles de otros países como Colombia, que de la región, es el que padece de ese problema con mayor volumen, en Panamá no es una actividad relevante", aseguró Altamiranda.
MANO DE OBRA
Muchos sicarios cometen su primer crimen como una prueba de iniciación, la mayoría lo hace posteriormente como forma de ganar dinero. En Panamá la cantidad de homicidios oscila entre los 300 y 400, por año. Las pandillas son utilizadas por grupos internacionales como mano de obra para el "sicariato".
|