Tal parece que a los billeteros no les valen ni las letras ni los premios. De todas maneras, la calavera es ñata. Siguen vendiendo chances casados. El sábado llamó una lectora desde el centro comercial El Dorado, para quejarse de que no le querían vender un número solo, sino casado. Lo hacen con tal desparpajo, que no les importa nada con el comprador. Ya es hora de que la Lotería Nacional ponga en práctica algún mecanismo para que estas personas dejen de abusar del cliente, que al final, es quien le da de comer.