Gracias por darnos muchas alegrías y sobre todo por aquellos goles marcados que han quedado grabados en la memoria de los fanáticos que te vimos jugar durante toda tu carrera futbolística.
Rommel, fuiste un águila que alcanzó alto vuelo por tu don natural de ser humano. Sabemos que aún eres el ídolo de los niños, estamos todos los que siempre te apreciamos y vimos mucha calidad humana por tu hombría de bien y deportista por excelencia.
Hombre sano con fuerza de gran hijo y amigo leal. Nuestro desaparecido goleador nació y creció en las entrañas del humilde barrio de El Chorrillo y, a pesar de que no vistió la camiseta azul del club Plaza Amador, se sintió siempre placino.
Seguiremos rogando por tu espíritu, y para que el Jefe Supremo Jesucristo esté al cuidado de tu eterno descanso. Te recuerda Patzy Moscoso