El médico búlgaro Zdravko Gueorguiev, puesto en libertad por la justicia libia, luego de pagar una condena de cinco años de prisión al contagiar de SIDA a 400 niños, dijo no sentirse feliz, porque las cinco enfermeras compatriotas condenadas a muerte, una de ellas, su esposa, son inocentes como él.
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