Cada año que pasa, parece que la gente se olvida más de él, de lo que hizo, de lo que fue y de las grandes alegrías que en vida le dio al país.

El decimocuarto aniversario de la muerte del reconocido futbolista Rommel Fernández Gutiérrez, pasó como uno más. De la misma forma tradicional en la que se ha venido conmemorando en los últimos años, con la única diferencia de que en esta ocasión, las principales autoridades de los entes deportivos y municipales no estaban presentes, y en su lugar, enviaron delegados. La poca asistencia de público en la misa, y posteriormente, en el Cementerio de Plaza Amador, donde fue enterrado, era notable, aún cuando la mañana se tornaba fresca y el astro rey aún no aparecía.

Una vez presente sobre la tumba donde reposan los restos de "El Pánzer", se comenzó el breve acto organizado por la Alcaldía de Panamá, con el discurso de una estudiante del Instituto Nacional, quien recordó que Rommel Fernández formó parte del popular "Nido de Águilas".

Más tarde, también habló en nombre de la familia Anayka Araúz Gutiérrez, quien instó a la niñez y a la juventud panameña a seguir los pasos de su hermano.

Al final, el ex seleccionado nacional Percibal Piggot, uno de los pocos futbolistas presentes en el acto póstumo, lamentó que tan pocas personas hayan asistido a su decimocuarto aniversario de muerte.

"Es evidente que cada aniversario que pasa, uno ve menos gente y eso demuestra que los que se fueron y dejaron algo grande como lo fue Rommel, al pasar del tiempo, están siendo olvidados, no por su familia, sino por los que alguna vez compartimos con él en tantos partidos de selección y en otras cosas", expresó.

Piggot consideró que la remodelación que le pretenden hacer al estadio que lleva su nombre, será un buen homenaje a su memoria.

"Será un trabajo majestuoso, porque duplicará su capacidad y mejorará su infraestructura; el estadio quedará acorde con la calidad de futbolista que fue Rommel y no se debe extrañar, porque será algo digno de él".

GESTO IRONICO

Un grupo de niños que aún no habían nacido cuando Rommel falleció, se mostraron pensativos imaginando quién habría sido ese jugador que allí estaba enterrado.