Florencia Murillo, de 27 años, no sabe qué hacer junto a sus pequeños hijos; cada vez que llueve, se inunda su humilde casa de zinc.
Ella vive en la comunidad de Membrillal de Aguadulce y cuando llueve fuerte, tiene que enviar a sus hijos a la casa de su mamá.
Su hijo de 4 años, padece de asma y del corazón, además, sufre desnutrición, y se la están controlando con las cremas nutricionales, pero a pesar de esto, no aumenta de peso.
Lo poco que gana en su trabajo como empleada en una casa de familia, lo utiliza para comprar comida, mientras que su jefa le ayuda en lo que puede para que levante su casa, porque sólo tiene la fundación.
Florencia tiene el sueño de que la ayuden con sus hijos para seguir adelante, sobre todo, en la construcción de su casa para no tener que sufrir cada vez que llueve.
Vivía con su padrastro, pero compró ese terreno en 100 balboas, porque prefiere tener lo suyo, aunque no cuente con el servicio de agua potable ni el de luz eléctrica.
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