Es posible que en este momento estés atravesando por una situación que no comprendes, que provoca en ti un profundo dolor, que te produce ansiedad y te roba la paz.
Se trata de una situación que además de inconcebible te ha llevado al límite de tus fuerzas, al borde de la desesperación y amenaza con derrumbarte.
Empero, las angustias de la vida no te destruirán, el fuego de la prueba no te quemará ni los ríos inundarán tu esperanza.
Es hora de elevar incienso de adoración y clamar como lo hizo el Rey David, cuando enfrentaba problemas gigantes y aparentemente imposibles de vencer.
No te entregues ante el enemigo, pelea la buena batalla, Dios como un amoroso padre quiere ayudarte y más cuando experimentas agudas crisis espirituales, físicas, emocionales o económicas.
¡Dios responde cuando te rindes ante su presencia y soberanía! Él responde, pero necesita escuchar antes tu llamado de auxilio, él es tu pronta respuesta y solución en medio de la tribulación.
No importa las dificultades, las decepciones, los momentos de dolor, si vuelves tu mirada hacia él, Dios liberará su poder ilimitado sobre tu vida.
No importa lo que diga la gente y por encima de la incredulidad que prevalece en la sociedad, el Dios en el que tú y yo creemos, es y seguirá siendo, un Dios de milagros.
En este día de angustia y desesperación si quieres recibir lo que necesitas de Dios; oye la Palabra de Dios, ten fe en la Palabra de Dios y actúa en la Palabra de Dios.