HISTORIA
Te siento...

Redacción | DIAaDIA

Esta era una princesita que se preguntaba si era verdad que Dios existía y, si era así, por qué no lo podía ver.

Esa mañana se había levantado de madrugada, se encaminó al bosque y se sentó sobre una roca, mientras el rocío de la mañana caía sobre su hermoso rostro. Allí le dijo a Dios en voz alta: "Si eres real, por qué no te muestras, por qué no me dejas verte y por qué permites que tanta gente sufra injustamente. Si tan sólo pudiera verte creería que eres real y que no son cuentos los que me dicen".

Ya pronto amanecería y la princesita se quedó dormida, en eso se le acercó un halcón y le dijo: "Piensas que Dios no existe porque no puedes verlo, pero hoy lo verás y creerás". El halcón le mostró una gran montaña que se encontraba junto a ellos y le dijo: "Sube hasta la cima".

Ella, dudando, comenzó a escalar. Tras fracasos y avances se vio muy cansada con sus lujosas ropas desgarradas, ya la sangre se dejaba ver, no podía avanzar y tras un largo suspirar, la cima pudo conquistar. La luz de la mañana ya se dejaba ver.

Estando arriba el halcón dijo: "Mira a tu alrededor y dime lo que ves". Ella pudo ver un paisaje realmente hermoso, un río que atravesaba el bosque, bañaba las hermosísimas flores de muchos colores; a su paso en un alto árbol notó un águila alimentando a sus aguiluchos, mientras cientos de aves a una sola voz cantaban. Era imposible describir lo que desde arriba se podía ver. De pronto una mariposa se posó sobre su brazo, el viento le rosaba su delicada piel, el rocío la bañaba de frescura... y en eso exclamó con una lágrima sobre su mejilla: "Ahora no sólo te veo, también te siento".

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