El cementerio municipal de la Barriada 2000, en el distrito de Arraiján, se ha convertido en un vertedero improvisado, situación que ha generado múltiples quejas de los dolientes.
Según Eliécer Márquez, presidente del comité de trabajo de la comunidad, hasta los féretros de los cadáveres exhumados son tirados a la intemperie y bolsas negras de desechos amontonados en el cementerio.
"Es lamentable la falta de mantenimiento del campo santo, contrario a esto, cada doliente está obligado todos los años a pagar un impuesto municipal; a parte, el nuevo régimen impositivo aumentó el gravamen, y cada día está más abandonada la fachada del cementerio", advirtió.
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