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¡Arriba el ánimo! en todo momento
La ayuda de los padres es un estímulo positivo. (Foto: Cortesia)

Pilar Lara | DIAaDIA
Tal vez la motivación sea uno de los factores que inciden con más fuerza en el éxito escolar. Reconocer sus esfuerzos es una forma de estimularlos en los estudios.

Sin la motivación es prácticamente imposible manifestar todo lo que un niño puede dar de sí, independientemente de sus capacidades.

El estímulo paterno es un elemento básico que asegura y mantiene buena predisposición hacia el estudio. Para ello, es importante atender diversos aspectos.

Por ejemplo, es conveniente reconocer los esfuerzos realizados por el niño y recompensarlos, principalmente con alabanzas y mensajes positivos, pero nunca de forma gratuita, para evitar que pierdan su valor de refuerzo. Aunque al principio puede ser útil obsequiar algún juguete o chocolate, se aconseja que toda retribución, a medida que avanza la edad del escolar, debe dejar de ser un objeto material.

Por otro lado, los padres deben poner siempre atención en el estado anímico del pequeño, pero también en su propio carácter y cómo puede influir en su desenvolvimiento escolar. Cansancio, ansiedad y problemas personales influyen negativamente en concentración y motivación, así que, antes de hablar con sus hijos, los mayores deben encontrarse relajados y serenos, y encontrar un tono adecuado para dirigirse a ellos: cálido, abierto y sin tomarlos por tontos.

En cuanto a los posibles cambios en el rendimiento escolar y el carácter del menor, los padres deben evitar regaños y profundizar en la situación para descubrir en qué radica el problema, si este es afectivo u ocasionado por la influencia de otros chicos de su clase. Ante todo, siempre que exista desconocimiento, acérquese a un psicólogo infantil o a un pediatra para manifestar sus dudas.

Si existe dificultad para que el niño comprenda algún tema, trate de ayudarlo en sus lecturas, consultando el diccionario cada vez que exista alguna duda y empleando un lenguaje accesible. Es bueno crear nuevas formas de inducir al estudio: convertir los ratos de espera en momentos de lectura (cuando asistan a un consultorio médico, por ejemplo), hablar de las actividades en la escuela mientras se hacen las compras, comentar un libro que alguno de los dos o en conjunto estén leyendo, mirar la televisión juntos y platicar sobre los programas de manera crítica, comparando unos con otros y diciendo cuál gustó más y por qué.

Todos estos detalles son importantes para los hijos, y como se ve no son tan difíciles de lograr con un poco de esfuerzo. Esta invaluable ayuda también puede reforzarse con muchas otras tácticas ingeniosas, de las cuales a continuación damos algunos ejemplos, sujetos al ingenio y sagacidad de los padres, para quienes esto puede ser sólo un modelo que detone su creatividad.





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