"Bienvenido a Bagdad". No es que estemos tarareando la canción del desaparecido cantante de reggae Danger Man, sino de la aventura que vivió un panameño en Irak.

Cuando su amigo Raúl le preguntó a Andrés Bustamante, de 20 años, quien reside en Villa Guadalupe, San Miguelito, si quería trabajar en Irak, no lo pensó dos veces, a pesar de que su vida estaría en peligro en todo momento.

En noviembre del año pasado, Andrés junto a otros tres amigos, todos residentes en Villa Guadalupe, partieron hacia Irak, a trabajar en una base de los Estados Unidos (EU). A su llegada al campo Speicher, ubicado cerca de Tikrit, a unos 170 kilómetros al norte de Bagdad, lo primero que vio fue una columna de candela y humo en forma de hongo y después hubo una gran explosión.

Según Andrés, la base era tan grande como el distrito de San Miguelito, por eso tenía restaurantes como Pizza Hut, Mc Donald, KFC; también había casas, entre otras facilidades.

En la base, Andrés y sus tres amigos trabajaban en una bodega donde había tornillos, llantas, ventanas blindadas, o sea, todo lo que necesitaban los militares.

Otra de las experiencias que más susto le causaron fue una vez que estaba trabajando y por los altavoces anunciaron que venían las bombas, por lo que se retiraron a un búnker donde permaneció por dos horas.

Además, la base era bombardeada casi todos los días, pero los soldados estadounidenses contrarrestaban los ataques con artillería antiaérea. Esta experiencia lo marcó mucho, al punto que se cuestionaba si este era el mundo real, porque los iraquíes y los soldados estadounidenses se mataban entre sí.

Si tuviera la oportunidad de volver a trabajar en una base de los EE.UU., no lo pensaría dos veces, ya que la paga es muy buena, dijo Andrés.

DINERO

Andrés prefirió no decir cuánto le pagaban. Con el dinero ganado está reparando la casa de su mamá.