Carlos Rivera y Juan Pablo Tack fueron condenados por el Juzgado Decimocuarto de Lo Penal, a pagar la suma de 350 balboas al Tesoro Nacional, después de haber sido encontrados culpables del delito de posesión ilícita de armas.
La audiencia preliminar pasó a juicio abreviado y ambos imputados se declararon inocentes; sin embargo, el juez José Ángel Carrera encontró elementos suficientes para dictar la sentencia en su contra.
Carlos Rivera tenía medida cautelar y tiene que hacer efectivo el pago de la multa en un término de 90 días.
Rivera y Tack fueron sorprendidos por una patrulla en Calle 21, El Chorrillo; trataron de escapar, y cuando se les revisó el carro, encontraron una pistola 357.
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