
Para Gabriel lo más importante son sus clientes.
Para Gabriel lo más importante son sus clientes.
Para Gabriel lo más importante son sus clientes.
En este mercado tiene ubicado su puesto.
Sus productos siempre están frescos.
Siempre trata muy amablemente a sus clientes.
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Siempre trata muy amablemente a sus clientes.
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Siempre trata muy amablemente a sus clientes.
Fue en su natal Pinogana, provincia de Darién, donde aprendió a amar y a cultivar la tierra. Esta vida nunca le apenó, pues con su trabajo de agricultor, pudo construir su casa y hacer de sus hijos tremendos profesionales.
A sus 76 años, ya no trabaja la tierra, pero encontró en la venta de frutas y legumbres una extensión de lo que tanto ama hacer.
Cuando cumplió los 52 años, se vio obligado a dejar de sembrar, fue en ese momento cuando con un dinero que tenía ahorrado colocó un puesto de venta de frutas y legumbres. Su puesto lo instaló en el desaparecido Mercado Público de San Felipe.
Después de unos años en este mercado, tuvo que mudar su local para la entrada de Villa Guadalupe, San Miguelito, específicamente en los terrenos donde estaba la estatua Roosevelt.
Desde hace 17 años se encuentra en el Mercado de Pan de Azúcar. Allí se conforma con ganar algo para poner la paila todos los días.
A pesar de su edad, su faena se inicia a las 6:00 a.m. y termina a las seis de la tarde; una vez cierra su puesto, le quedan energías para cuidarlo en las noches, pues el mercado no es muy seguro.
Mientras Dios le dé salud, Gabriel seguirá atendiendo a toda su clientela, ya que para él estar ocupado es como una terapia. A la vez se siente una persona útil y productiva para el país, que no depende de nadie para poder mantenerse.
Lo que más anhela este trabajador informal es poder seguir vendiendo los productos que salen de la tierra que tanto ama.