Con la frente en alto
Honradamente. Es el consejo de Kelly para todas esas personas que deseen llevar el sustento a sus hogares.

Marlen Pérez | DIAaDIA

Fue una difícil decisión, pero aun así la asumió. Desde hace tres años, Kelly Espinoza arribó a Panamá con miles de ilusiones y metas que cumplir.

Esta joven peruana de nacimiento, relató a DIAaDIA que desde pequeña fue muy difícil su vida en este país, por eso a los 23 años decidió emprender camino y buscarle rumbo a sus sueños.

Totalmente sola y en una nación extraña fue difícil, comenta Kelly, conseguir un buen empleo, por eso decidió ser su propia jefa y vender agua de pipa en la plaza 5 de Mayo.

"Gracias a Dios, la gente consume mucha agua pipa, por eso hago el esfuerzo todos los días y me levanto temprano para empezar bien el día", manifestó la extranjera, agradecida con esta tierra.

Afortunadamente, explicó la vendedora, tuvo la gran suerte de conocer al que hoy es su esposo y padre de su hija y juntos han podido brindarle un futuro lleno de promesas a su pequeña Shantal.

"Con lo que ganamos los dos al menos nos alcanza para comer y alimentar bien a la bebi, porque lo poco que me queda lo estoy ahorrando para pagar todos los trámites de mi residencia, que son más de 600 dólares", dijo Kelly.

En busca de su nacionalidad, grandes cantidades de dinero ha gastado esta humilde inmigrante desde su llegada a Panamá, y aún no ha podido resolver el problema de su estatus en el país.

"Parece mentira, pero ha sido este oficio el que me ha ayudado a sufragar todos los gastos de papeleo en Migración, lo que me ha demostrado que vender pipa es un buen negocio", explicó Kelly con una sonrisa en los labios.

Honradamente. Es el consejo de Kelly para todas esas personas que deseen llevar el sustento a sus hogares. "Orgullosos y con la frente en alto, cualquier trabajo es bueno", aseguró Espinoza.

PRECIOS

El vaso de agua de pipa cuesta 25 centavos, y si el cliente lo pide le agrega los pedazos de coco.

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