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Muestra de superación
Lisbeth Otero.

Kathyria Caicedo | DIAaDIA

La necesidad, pero más las ganas de estudiar, empujaron a Lisbeth Otero a trabajar como doméstica. Ella intercambiaba trabajo por comida y techo. En Las Guías de Calobre, en Veraguas, estaba su hogar, pero su centro de estudios, la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, se encontraba a 45 minutos. El dinero no le alcanzaba para poder viajar diariamente a la escuela. Lisbeth es la mayor de cinco hermanos, por lo tanto, el peso y la responsabilidad eran aún mayor.

LA MANO AMIGA

A los 14 años recibió la invitación para asistir a Casa Esperanza. Confiesa Lisbeth que cuando ingresó al centro, aún trabajaba, pero ya en menor cantidad. Así, esta chica pudo cumplir su primera meta, obtener su bachillerato pedagógico en la Escuela Normal. Con un año más de estudio, logró el nivel superior, convirtiéndose así en maestra de primera enseñanza.

AGRADECIDA

Al contar su testimonio, su voz se quebró. "Soy la única de mi familia que ha logrado llegar a ese nivel de estudio", confesó. Con esa satisfacción, llegaría la oportunidad de ayudar a su familia y a la vez, la oportunidad de devolver el favor. Lisbeth, hoy con 20 años de edad, es maestra en el Centro de Atención Integral de Casa Esperanza, en El Roble de Aguadulce, en Coclé. "Ahora que trabajo, comencé a ayudar a mis hermanos", dijo.

VIENE MAS

Pero Lisbeth va por más, porque ya se dio cuenta que la vida no tiene límites. Su próximo paso es poder ir a la universidad y convertirse en licenciada en Educación Especial.

MUESTRAS

Hace poco, Lisbeth conoció a Nicanor Montero, un boqueteño, que a los 12 años ingresó al Centro de Atención Integral, ahora es un universitario.





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