Sabes, el teléfono de Dios nunca está ocupado, si lo llamas no te preocupes, tu llamada no es a larga distancia, siempre es llamada local. Y lo mejor es que Él tiene tiempo para escucharte y hablar por horas.
Dios te entiende, sabe tu necesidad, tu angustia y tu tristeza. Cuando el resto de los mortales no te entiende, el Dios Todo poderoso te entiende y valora cada una de tus lágrimas. Sabes, Dios te ama de una forma sobrenatural; tanto así que envió a su único hijo a morir por ti. Jesús no midió la calidad ni la cantidad de tus pecados para amarte ni para morir por ti. ¡Oh que grandeza de amor!
Dios está al principio y final de tu camino, todos los senderos que has recorrido siempre han desembocado en tu punto de partida, Dios.
Este es tu tiempo, habla con Dios, pero también guarda silencio y prepara tu corazón para escucharlo a Él.
En tu tiempo, llora con Dios, abraza lo que Dios te da con gratitud y alegría y abandónate en sus brazos para recibir su caricia y ternura.
Aprovecha tus minutos de coloquio especial con Dios e intenta tocar su corazón, una vez que lo hagas tu vida nunca más será la misma.
Hoy es el momento en el que tú puedes tocar el corazón de Dios y ser transformado, aunque la enfermedad, el cansancio y la escasez consuman tus esperanzas.
Deja todos tus pretextos a un lado, vence los obstáculos y deja que Jesús te transforme y refresque las heridas de tu vida con el agua viva de su amor.