Fernán Molinos y Daniel Samper Pizano. A este último le preocupa el temor que la gente le tiene a la risa.
Rosalina Orocú Mojica
| DIAaDIA
"Es vergonzoso que una lengua cuyas más grandes creaciones en prosa son del humor, le tenga miedo al humor", al cual, por cierto, no le queda duda, de que también le temen los políticos y las religiones.
Así lo puso de manifiesto Daniel Samper Pizano, periodista, escritor y humorista colombiano, durante la Mesa Redonda "Academia y periodismo: humor en serio con Daniel Samper Pizano", el jueves pasado.
Él realizó una investigación en la Academia de la Lengua Española para ver cuántos académicos en toda la historia de esta institución han tratado en su discurso de ingreso a ella temas humorísticos. ¿El resultado? Sólo cinco.
De ellos habló y durante dos horas compartió con estudiantes, académicos, docentes, intelectuales y políticos que rieron a más no poder, aunque él no cesaba de ir desnudando personajes de distintos campos y épocas, tanto por su apego como por su desapego al humor.
Ni los políticos ni La Biblia hacen gala de mucho humor, puso de manifiesto.
"El poder odia el humor porque sabe que es un enemigo, el enemigo que sí le puede hacer daño", expresó Samper Tizano, quien dijo que "el blanco perfecto de los humoristas es el poder".
En una revisión de La Biblia "con todo el respeto", dijo, se puede ver que "sólo hay un personaje que ríe, la mujer de Abraham". Y leyó el fragmento de las Santas Escrituras, donde el Rey Nabucodonosor llamó a Daniel para que averiguara quién le estaba robando las viandas y dándose tremendos banquetes nocturnos.
También citó a Eclesiastés: "...más vale sufrir que reír", y la Carta de Santiago "Conviértase vuestra risa en duelo y vuestra alegría en duelo".
Así fueron pasando personajes religiosos como el Papa San Gregorio, fue increíble.
Explicó que la ironía es una característica del buen humor, del que hizo gala una y otra vez. Hasta se reía de sí mismo. Y la chanza tocaba también a su familia, cuando comenzó a describir quién era y a qué se dedicaba cada uno y bromeó que a su hermano Ernesto no le quedó más remedio que ser presidente por ser de la familia el menos dotado, en cuanto a neuronas, claro está y porque era pésimo para la gramática. La gente lo interrumpía para aplaudirle, se lo merecía.
Ser capaz de reírse de sí mismo, es lo que constituye su aval para poder hacer reír a otros, dijo Samper Pizano, y aconsejó que como no basta sólo con el humor, hay también que leer mucho, observar el mundo, informarse sobre la política, la economía y otros ámbitos.