
Este es el salón para estudiantes con atención especial. Solo requieren de mayor atención.
Foto: OMAR PINEDA
Este es el salón para estudiantes con atención especial. Solo requieren de mayor atención.
Foto: OMAR PINEDA
Este es el salón para estudiantes con atención especial. Solo requieren de mayor atención.
Foto: OMAR PINEDA
A pesar que el salón es de madera y zinc tiene murales informativos.
La escuela cuenta con cuatro aulas.
Este árbol es la mayor diversión de los alumnos.
Lo bueno del salón es que es fresco.
Este es el salón para estudiantes con atención especial. Solo requieren de mayor atención.
Foto: OMAR PINEDA
A pesar que el salón es de madera y zinc tiene murales informativos.
La escuela cuenta con cuatro aulas.
Este árbol es la mayor diversión de los alumnos.
Lo bueno del salón es que es fresco.
Este es el salón para estudiantes con atención especial. Solo requieren de mayor atención.
Foto: OMAR PINEDA
A pesar que el salón es de madera y zinc tiene murales informativos.
La escuela cuenta con cuatro aulas.
Este árbol es la mayor diversión de los alumnos.
Lo bueno del salón es que es fresco.
Este es el salón para estudiantes con atención especial. Solo requieren de mayor atención.
Foto: OMAR PINEDA
A pesar que el salón es de madera y zinc tiene murales informativos.
La escuela cuenta con cuatro aulas.
Este árbol es la mayor diversión de los alumnos.
Lo bueno del salón es que es fresco.
Este es el salón para estudiantes con atención especial. Solo requieren de mayor atención.
Foto: OMAR PINEDA
A pesar que el salón es de madera y zinc tiene murales informativos.
La escuela cuenta con cuatro aulas.
Este árbol es la mayor diversión de los alumnos.
Lo bueno del salón es que es fresco.
Esta comunidad está a pocos minutos de la ciudad capital, pero son muchas las necesidades que pasan sus habitantes.
A la espera
Al llegar al Centro Educativo Básico General Victoriano Lorenzo se observó un rancho y al lado otra estructura con techo de zinc que para asombro eran las aulas de estudiantes especiales y la otra para los alumnos de premedia. Y es que a ese plantel no solo acuden los niños de la comunidad, sino también los de Parará, Purú, La Tranquilla y Tusípono.
Zuly Ortega, directora encargada, manifestó que debido a la necesidad de una premedia, decidieron aceptar el reto de ampliar los niveles hasta noveno. “La secundaria más cercana está en Nuevo Caimitillo, donde un estudiante para ir allá gastaba por día $3.00 y era mucho y así se limitaban a seguir”, dijo la docente.
Ortega aseguró que hace tres años llevan el reto de una básica general, pero que la estructura de la escuela es para primaria y tuvieron que improvisar con dos salones que fueron construidos por los padres y que han sido de beneficio para los estudiantes que viven en áreas más lejanas. “Se está a la espera de un proyecto para ver si se construye las aulas”, dijo Ortega.
Afectan su desarrollo
Uno de los problemas que afectan a los estudiantes en esta comunidad es la baja economía, pues en ocasiones no cuentan con alimentos adecuados y la falta de atención de los padres hacia los hijos al ser una familia numerosas afecta en el aprendizaje de los niños quienes necesitan más atención aseguraron los docentes.
A la vez expresaron que los alumnos especiales, gracias a Dios, no sufren alguna enfermedad, sino que necesitan más ayuda en sus casas para poder retener y comprender las clases.
En la escuela hay una madre de familia que cocina para los estudiantes, pues es una manera de ayudar a los alumnos y a los padres de familia quienes ganan poco, pues se dedican a la pesca y a la agricultura, informó la docente.
Al recorrer la comunidad se notó las humildes viviendas y ahí estaba un niño de 10 años y otro de ocho con quienes conversó el equipo de DIAaDIA y entre su timidez manifestaron que les gusta ir a la escuela porque cuando sean grandes quieren trabajar para ayudar a sus padres. Las dos criaturas caminaban cada uno con un plato donde llevaban el desayuno para llegar a tiempo a su plantel educativo.
Una de las docentes afirmó que al preguntarle a los niños qué desayunaron ha comprobado que algunos sienten pena decirlo, pues solo comen arroz con café y quizás esa mala nutrición es la que hace que haya poco ánimo para aprender.
Se divierten con poco
A las 8:30 a.m. es la hora de entrada a la escuela y la mayoría de los estudiantes llegan más temprano a la espera de las docentes. Algunos aprovechan y buscan su juego favorito que es trepar un árbol quitándose los zapatos y sudando hasta más no poder.
Son cuatro docentes quienes atienden a los 89 estudiantes y el salón de prekínder es el que se ha reforzado para motivar a los niños de ingresar a la escuela.
Ellas todos los días viajan de la ciudad hacia el Puerto de Corotú para abordar una piragua que las llevan hacia la comunidad.
Jazmín Rivas es docente del aula de alumnos especiales y aseguró que es su primer año y que al principio sentía temor al cruzar el lago pues no sabe nadar, pero ya ha ganado confianza y siente muchos deseos de ayudar a los niños de esta comunidad a que sean hombres y mujeres de bien.