Tres de los elementos que han marcado el comienzo del Mundial de MotoGP reaparecieron ayer en el Gran Premio de Francia: la lluvia, Sete Gibernau y Valentino Rossi, al que el primero distanció en más de un segundo en la última sesión de entrenamientos libres.
Rossi, al término de la sesión, daba por perdida la misma y declaraba a los periodistas que en los primeros entrenamientos la moto había ido como nunca a lo largo de la temporada.
Sin embargo, en la segunda, a causa de un neumático que no les sirvió, y de la lluvia echaron a perder todo el trabajo de la mañana.
Sete Gibernau, por su parte, indicó que está mentalizado a pelear por la victoria en mojado y en seco, y mostró su satisfacción por haber hecho el segundo mejor tiempo de los entrenamientos libres.
MUCHA AGUA
El agua estropeó no sólo la labor del italiano campeón del mundo y de su equipo, sino toda la sesión oficial de 250 c.c. durante el diluvio.
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