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Triste despedida
La familia de Virginia se encuentra desconsolada, en especial, su abuela Cecilia.

Leonardo Machuca | Bocas del Toro, DIAaDIA

Se despidió de su hijo y de su familia sin saber que jamás regresaría.

Virginia Quintero Quintero, de 24 años, era oriunda de Cricamola, área comarcal de Bocas del Toro. Ella tenía cuatro hijos, dos de cada sexo, tres se quedaron con el padre en ese lugar, pues hace un año se separaron y fue cuando ella decidió viajar al área fronteriza de Guabito, distrito de Changuinola.

Desde entonces rogaba a Dios para que le concediera un trabajo para ayudar a su hijo y a su numerosa familia, pues la pobreza extrema era la compañera permanente en el humilde hogar construido a base de caña blanca, pencas, trapos y plásticos.

Una tía le gestionó lo que sería su primer trabajo. Sus patrones serían una pareja asiática que, debido a la actividad comercial que generaba el supermercado que poseían, querían los servicios de una empleada doméstica.

Así, el lunes 4 de mayo, muy temprano Virginia se dirigió al primer empleo de su vida. Tomó un taxi de la ruta Guabito-Changuinola; luego de 18 kilómetros de viaje llegó a la intersección de Finca 6 y de allí tenía que caminar 600 metros pasando por el IPT hasta llegar al Súper Poderoso número seis, situado en la entrada de la Barriada Arco Iris.

Al llegar, como es normal, le asignaron sus tareas, le dijeron los nombres de los dos niños que cuidaría, el horario para la alimentación y las prohibiciones de siempre.

Según su prima, Hermelinda Beber, Virginia le dijo que no estaba tan mal, pero que extrañaba a su hijo y como que los chinitos eran un poco inquietos, y le dijo que sólo trabajaría una quincena.

Esa conversación tuvo lugar tres días después, ya que Virginia aprovechó la amabilidad de su patrón, que fue a visitar a un paisano en la frontera, para llevarla a ver a su hijo. Así fue como la joven se despidió de su pequeño Adrián, sus primos, tíos y abuela, que hicieron lo mismo, pero dejando claro que el domingo, que era día libre, llegaría temprano al hogar.

De regreso al supermercado, y pasadas un par de horas, llegó la hora de ir a la cama. Los cinco quedaron en los brazos de Morfeo y nunca se sabrá qué pasó mientras dormían, pues un incendio acabó con sus vidas.

El funeral será este sábado en Guabito.





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