Entre holanes, encajes y flores
Margarita malita, pero feliz. (Foto: Miguel Cavalli / EPASA)

Kathyria Caicedo | DIAaDIA

Con casi un mes de preparación, la confección de más de 150 recordatorios, correderas por aquí y por allá, se realizó la celebración del quinceaños de Margarita Henríquez, quien en el 2005 se convirtió en la ganadora del Proyecto Estrella de la Teletón 20-30 y, desde entonces, ha ido alcanzando triunfos como intérprete de la música típica.

La cita estaba prevista para el 13 de mayo en el Auditorio de la Feria Internacional de Azuero, pero nadie esperaba que el virus del resfriado se contagiara de hermano a hermano, y es que tanto Juan José Jr. como Margarita estaban tumbados por la gripe, sin embargo, con todo y eso la fiesta iba.

"QUE SI, QUE NO"

La verdad, la verdad, es que no iba a haber fiesta, porque Margarita había elegido otra opción para celebrar sus quince primaveras. Pero de la noche a la mañana, se le acercó a Betsy, su madre, y le dijo: "Mami, sabes qué, vamos a hacer la fiesta". Desde ese día, Betsy, quien fue reina de la Calle Arriba de La Villa de Los Santos en 1989, comenzó a organizar el agasajo, eso fue hace casi un mes. ¡Imagínense! Se inició la compradera de tela, mandaron a confeccionar recordatorios, se hizo la lista de invitados y demás detalles que conlleva una fiesta de este tipo, que es con la cual una chica es presentada en sociedad.

EL DIA LLEGO

Desde la mañana, la familia de Margarita no se despegó del Auditorio, ya que había que limpiar, acomodar las mesas, hacer los recordatorios, el dulce y, por supuesto, la escenografía. La cuestión es que a las 7: 00 p.m., hora indicada en la tarjeta, se iniciaría el jolgorio. Eso fue una carrera contra el reloj, mujeres por aquí, hombres por allá, todos con un sólo motor: "Margarita".

Eso allá en la feria, porque acá en casa estaba otro grupo de mujeres, tías, primas y demás, encargándose de lo que sería el banquete de la noche. Unos rallaban zanahorias, otros picaban papas, eso era un festín de comida. ¡Una barbaridad!

ANTES DE LA FIESTA

Juancín y Betsy, padres de la quinceañera, no podían dejar pasar por alto la bendición de Dios. De tal manera que también se ofició una misa de acción de gracias por la celebración de los 15 años de Margarita Ester Henríquez Rodríguez.

La Iglesia de San Atanacio, en la Villa de Los Santos, con más de 450 años, se vio poblada de niños y hombres vestidos con montunos y camisillas, las mujeres con vestidos típicos, peinetones y tapamoños, dejando claro que se trataba de una celebración folclórica.

Eso fue casi como una boda en la que la novia no llega y es que todos preguntaban: ¿Y Margarita? La niña no llegaba, pero después de media hora, las bocas fueron calladas al ver el donaire con que Margarita llevaba su pollera.

Durante la Eucaristía, se dio la bendición de los anillos de quinceaños y Juancín se lo colocó a su hija, su cantante, su orgullo. Su hermano, Juan José, también le dio el otro anillo.

¡QUE EMPIECE LA RUMBA!

Mientras se daba la misa, el Auditorio se iba llenando, así que al llegar de la Iglesia, se podía decir que la fiesta había empezado. Con un verso de Rubén Darío, "Margarita, está linda la mar...", el acto comenzaba.

El chasquido de las castañuelas de los diablitos sucios, dio la bienvenida al vuelo de la pollera de Margarita, quien con ojos decaídos, intentaba dar una sonrisa a todos sus invitados. La danza más elegante del folclor panameño, El Punto, fue la pieza con la que esta cantante mostró su destreza en el baile, simulando volar con el vaivén de su traje típico.

La clásica pieza de vals no fue necesaria, en su lugar, el pasillo de honor fue el toque con que Juancín Henríquez y su hija abrieron la pista de baile. Fue así que tíos, primos, el abuelo, amigos y otros invitados bailaron con la quinceañera.

¡A BAILAR SE HA DICHO!

Después del bufete y de una décima interpretada por Eleuterio Cárdenas y Edgardo Iturralde, al son del torrente gallino Zárate, fue que la pista probó los primeros pasos de los invitados.

Como la fiebre hacía estragos en Margarita, Juancín encontró otra cantante que era nada más y nada menos que Mirta Rodríguez, sí, la mismísima presentadora de Hecho en Panamá. Todo el staff del programa estuvo allí, desde Oscar hasta Kendall. Y como saben, Mirta no le echa nada mal a la cantada, logrando que con la pieza "Donde hubo fuego", todas las mesas quedaran vacías y no es para menos si la mitad de la fiesta estaba en la pista, dándole al pindín.

Pero Mirta no fue la única que cantó, no, no no, Esthercita Nieto también estuvo para poner su toque, acompañada de Ñato Henríquez, abuelo de la quinceañera, y de Ceferino Nieto, quien interpretó el violín como sólo él sabe.

De allí en adelante, eso fue pieza tras pieza y baile tras baile. ¡Jo!

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