¿Quién no se siente tentado ante una propuesta para obtener dinero fácil? En su condición de ser humano, el hombre y la mujer toman decisiones erradas sin pensar en las consecuencias.
"YO CRECI EN ESE MUNDO"
Giovannina Núñez es una mujer de 36 años, que desde pequeña conoció el mundo de las drogas. Sus padres y hermanos se dedicaban a la venta y preparación de droga.
A los 22 años, comenzó a vender cocaína, aun teniendo un trabajo estable, pues según cuenta "el dinero no me alcanzaba, yo quería darle lo mejor a mis tres hijos". Sus padres trataban de ocultarlo, pero ella de niña se dio cuenta de todo, "siempre vivía con miedo de que me agarraran y me llevaran presa". Su pesadilla se convirtió en realidad, Giovannina se encuentra recluida en el Centro Femenino de Rehabilitación, pagando una condena de 6 años por venta de drogas. "Cuando me agarraron, yo me encontraba trabajando, pero tenía a una persona que me vendía", dijo.
Este es uno de los flagelos que azota a nuestra sociedad actual. Mucho se habla sobre el consumo y sus consecuencias, aspecto sin duda importante, pero hay otro que muchas veces se ignora, el ser humano que hay detrás de aquéllos y aquéllas que sirven de vendedores y traficantes de drogas. Aunque en la mayoría, son hombres los vinculados con este tipo de casos, ahora se está viendo mayor participación de mujeres.
LA MULAS
Aprovechándose de un sueño o una necesidad, los grandes del narcotráfico pagan miles de dólares por el "servicio de entrega". En uno de estos viajes, una persona puede ganar hasta B/. 1,000 por kilo de droga que trafique, dependiendo del país.
Las personas que se dedican a ello, son conocidas como "mulas". Dobles fondos, comprimidos, ropas impregnadas de droga, entre otras técnicas, son las más comunes utilizadas por las "mulas".
EL RIESGO
¿Cuánto cuesta ganar dinero fácil? En el mundo del tráfico y venta de drogas, los inconvenientes están a la orden del día. El simple atraso de un vuelo puede costar la vida.
Una de las modalidades más efectiva y más peligrosa en el narcotráfico, es tragar comprimidos. Aun cuando el látex resulte resistente a los jugos gástricos, no es indestructible, por lo que exponerlos por más tiempo que el planificado, podría hacer que se revienten, ocasionando una inminente muerte por sobredosis a la "mula". Por otro lado, la inexperiencia y el temor de ser descubierto, es expresado a través de un evidente nerviosismo. La mayoría de las "mulas" y vendedores son atrapados por mostrar una actitud sospechosa; otros por información.
Gisel Castillo, directora del Centro Femenino de Rehabilitación, explicó que muchas veces estas personas son usadas como carnada, atrapan a una "mula" o un vendedor con una cantidad mínima de droga para despistar; mientras que muy cerca, se encuentra la persona con la carga importante.
¿EL PORQUE?
Aida de Celles, directora del Instituto de Criminología de la Universidad de Panamá, explicó que el aumento de casos delictivos está relacionado con el aumento poblacional y las condiciones socioeconómicas. Al consultarle sobre el caso específico de las mujeres, expresó que históricamente el comportamiento delictivo en la mujer, comparado con el hombre, ha sido menor debido al rol pasivo que por tradición se le ha asignado. Sin embargo, el aumento de la incursión de mujeres en el mundo delictivo, puede deberse a que en la actual sociedad, la mujer deja de lado las labores domésticas y se lanza también al mercado laboral, incursiona más en terrenos profesionales e, incluso, asume sola la manutención de un hogar.
NADA EN SU CONTRA
Detrás de las paredes de un centro penitenciario, hay muchas historias. Cuando una persona quebranta la ley, vale la pena conocer la otra cara de la moneda de las "narcomujeres".
En una gira al Centro Femenino de Rehabilitación, nos encontramos con "Rocío".
Durante la conversación, ella sintió la necesidad de desahogarse y lo hizo. Rocío nos contó que tuvo la suerte de encontrar como pareja a un traficante de drogas, sin saberlo. Llevaban cuatro años de pareja, cuando unidades de la Policía allanaron su casa mientras ella estaba en su trabajo. Cuando vecinos le avisaron, como cualquier persona inocente, se presentó ante las autoridades para conocer qué estaba pasando. Allí reportó que esa era su residencia y preguntó la forma de obtener sus prendas de vestir y otros objetos que estaban en la casa. Desde ese día, Rocío está en el Centro, donde ha pasado un año esperando juicio y otro esperando por la apelación. El que era su esposo está detenido junto a su primo, quien también estaba vinculado en el ilícito.
VIAJE SIN RETORNO
Otra historia es la de Sol, una colombiana que sólo debía venir a Panamá a entregar un maletín. Ella vivía en los Estados Unidos, pero una noticia trágica le llegó: su madre había muerto a causa del cáncer, lo que significaba que Sol se convertía en la cabeza de familia. Debía regresar a Colombia para hacerse cargo de su hermana, del funeral de su madre y de las cuentas por pagar que habían quedado. En medio de la desesperación, un sujeto apareció y le ofreció un negocio que no pintaba tan mal, sólo era cuestión de hacer un viaje y llevar un maletín a Panamá, pero ese fue un viaje sin retorno.
Desde hace tres años, Sol está en el Centro Femenino. En vez de recibir B/. 8 mil de pago, fue condenada a ocho años de prisión, pagando B/. 1,000 por año. ¡Qué ironía!
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