Un partido de béisbol sin fanáticos, no es un partido de béisbol; y menos en una gran final del Campeonato Nacional del Béisbol Mayor como la que se realizó anoche entre las selecciones de Los Santos y Panamá Metro en el estadio Remón Cantera de Aguadulce... vacía, sin público; pero era necesario.

La situación de emergencia ocasionada a nivel nacional y mundial por la propagación del virus de influenza A (H1N1) hacían obligatoria la restricción en la afluencia de público a escenarios deportivos a los que pueden ir miles y miles de personas, con el peligro de contagiarse.

En materia de salud, y más cuando está en peligro la vida de la población, no podemos andar con temerarias interpretaciones de términos con la intención de hacer prevalecer los intereses personales, dirigenciales o empresariales.

La actitud obcecada del presidente de la Federación Panameña de Béisbol, Franz Wever, de decir que el Ministerio de Salud no había prohibido la afluencia de público al estadio Remón Cantera, sino -simplemente- dado una “recomendación” en este sentido, es sólo una muestra de que había otros intereses, más allá que el de proteger la salud de la población.

Señores... con la salud no se juega, y mucho menos tratar de interpretar términos para beneficio propio, intentando pasar por encima de la opinión de la más alta autoridad local en materia de salud... Más respeto señor Wever.