Panamá es muy chiquito, tanto así que en el diario bregar te encuentras con cualquier cantidad de ciudadanos, cada uno con un perfil diferente. Lamentablemente, no todos tienen un mismo comportamiento, ideales y metas. De lo contrario seríamos robot y no un crisol de razas. Eso es entendible, pues hasta ningún dedo de tu mano es similar al otro. ¿Sabes por qué pasa esto? Estas palabras son para ti.

Dios te escogió no porque fueras bueno, fuerte o perfecto. Él te escogió porque eras débil, imperfecto y porque no eras bueno.

Los grandes hombres de la Biblia eran gente común y corriente, no eran diferentes al resto de los mortales, Dios los escogió y luego los hizo diferentes.

Dios no escogió a Abraham, Isaac y Jacob, porque fueran grandes, fueron escogidos y luego fueron hecho grandes, únicos e incomparables. Pero hay un detalle, a los hombres les gusta hacerse dioses, algunos de madera, otros de piedra, de metal, de plástico, de carne, para luego ponerles el nombre que quieren. Eso fue en aquel tiempo bíblico, peor hoy día la humanidad tiene otros dioses, entre ellos: auto, televisor, casa, sueños, hijos, políticos, dones, artistas, ministerios religiosos.

En cambio a Dios le gusta hacer siervos grandes en Dios, de gente común. Hombres fuertes, de gente débil, hombres poderosos en el conocimiento divino de individuos insignificantes y desechados.

Él está interesado en convertir a hombres y mujeres desconocidos, en gente registrada y conocida en los cielos, a gente no santa, en individuos que profesen la santidad con todas las fuerzas de su corazón.

No te asustes ni te sientas menos por tus limitaciones sociales o educativas ni a tu corta o gran edad, ¡Dios tiene una nueva oportunidad para ti!