Había una vez un rey muy triste que tenía un sirviente muy feliz. Todas las mañanas llegaba a traer el desayuno y despertaba al rey cantando y tarareando alegres canciones.

El rey quería saber cuál era el secreto de su felicidad, pues no le cabía en la cabeza que tener trabajo, vivienda, familia y alimentación fuera motivo de felicidad.

Cuando el rey le preguntaba el secreto de su felicidad, el hombre le decía que no tenía ninguno, sólo lo que la vida le daba.

El rey estaba como loco. Llamó al más sabio de sus asesores y le preguntó por qué ese hombre era feliz.

* Ah, Majestad, lo que sucede es que él está fuera del círculo 99. No lo conoce. Si entra, le dará infelicidad y no podrá salir.

Para saber lo que significa, debes tener una bolsa de cuero con 99 monedas de oro, ni una más ni una menos. ¡99!

Eso hizo el rey. Esa noche colocaron una bolsa con las 99 monedas y una nota que decía: "Este tesoro es tuyo, disfrútalo".

Cuando el sirviente salió en la mañana, vio la bolsa, leyó el papel y entró a su hogar. Contó el dinero de 10 en 10, pero se dio cuenta de que faltaba una moneda para las 100 que, supuestamente, lo harían rico. Comenzó a calcular para lograr la No. 100. Tendría dos trabajos, la mujer también trabajaría, vendería comida... haría lo que fuera por tener 100 monedas. Así se convirtió en un hombre taciturno, molesto, enfurruñado, siempre pensando en la moneda faltante.

Pero entretanto, el rey se cansó y lo despidió porque ya no era el hombre divertido que le sirvió siempre. ¿Tú formas parte del círculo del 99, que sólo ve lo que no tiene y no se concentra en lo que tiene y le proporciona felicidad?