Yo vi un pájaro volar y cada aleteo era una explosión de vida... por ser eso: un pájaro.

El cielo azul se mezclaba entre las hebras de sus plumas. Por fin había dejado el nido! De ahora en adelante todo iba a ser "realización"... sería el mejor pájaro cantor, el de más bello plumaje, al que todos envidiarían su libertad.

Un halcón se fijó en su lustroso plumaje y, como un dardo, se precipitó sobre el pajarillo y le clavó una de sus garras. El pájaro, herido y asustado, se refugió entre las hojas frondosas de un árbol cercano...

Y pensó que si su plumaje no hubiese sido tan hermoso y brillante, el halcón no hubiera reparado en él... y decidió ensuciar sus plumas, para no ser tan visible a enemigos como el halcón. Y en un río, embarrando sus plumas, cantaba de alegría por haber encontrado una solución. Y sus cantos, que eran hermosos, fueron escuchados por un muchacho.

Acercándose con mucho sigilo, le lanzó una red que le impidió al pájaro volar. El pajarillo no entendía cómo, si había disimulado su aspecto, lo habían vuelto a atacar y se encontró preso en una jaula. Tal fue su tristeza que enfermó y ya no cantaba. Su capturador lo dejó libre.

Entonces surcó el cielo... ¡Gracias Dios mío! Ya sé que no debo brillar como el oro, ni cantar como los ángeles, para poder ser libre... y no se percató de que allí abajo, un hombre lo señalaba... Una explosión... y así, mientras pensaba lo absurdo que era ser pájaro, se acabó...

Así, vi a un pájaro que nunca supo de su real valía...