Dicen que honrar honra. La paternidad responsable no se le critica a nadie, pues las obras y acciones de quienes han acogido esta hermosa cruz hablan por sí solas. No es cualquiera el que sube al cuadrilátero y se enfrenta a esa abnegada batalla.

Recuerdo que era domingo y frente al púlpito de la iglesia me dirigía a la comunidad. Todos estaban atentos, no soy sacerdote, tampoco detective. En la última banca, se ubicó un amigo de la comunidad de jóvenes y se mostró interesado en el tema. Por eso fue que al acabarse esa reunión, intercambiamos experiencias de vida. Siempre vimos lo positivo. Claro que también uno aprende de los errores.

Somos amigos y un verdadero amigo no busca el mal de quien ha entregado su confianza. Así me lo enseñó el Divino Maestro. Más tarde, conversé con él en su casa, pues me propuse saludar a su padre, pero no lo encontré. Allí charlé buen rato y elogié el adagio que dice "juventud divino tesoro". Sí, hablamos de Luis Tereso, aquel padre que se esfuerza por sacar a sus hijos adelante.

Sentado en una hamaca, bajo la sombra de un árbol de nance, uno de sus hijos me relató las ocasiones en que le ha fallado a su padre. Casi con el corazón en la mano, confesó estar arrepentido, pues enfatizó: "Mi papá se sacrifica por nosotros".

No tenía que comprobarlo, yo he sido testigo de esa realidad. Escuchar esas declaraciones me llenaron de optimismo, porque sé que en la mente de aquellos muchachos hay una visión positiva de su padre, y adonde vayan la gente dirá: esos son los hijos de Luis Tereso y él estará feliz al ver los frutos de su esfuerzo. ¡Ánimo!