En algunos casos el insomnio es causado por malos hábitos inculcados por los padres. (Foto: Cortesia)
Pilar Lara
| Psicóloga
El insomnio constituye una de las quejas más frecuentes en las consultas pediátricas y de psicología infantil.
Según algunos autores, a partir de los 6 meses, se considera que un niño sufre insomnio si al menos dos veces por semana necesita más de 45 minutos para quedarse dormido, o si se despierta totalmente al menos una vez por semana, durante la noche, sin poder dormirse de nuevo.
Insomnio por hábitos incorrectos
Es el más frecuente en niños pequeños. Se estima que alrededor del 30% de la población infantil lo sufriría en algún grado.
Con cierta frecuencia, muchos padres suelen explicar que el niño nunca ha dormido bien y que desde el primer día han existido numerosos episodios de despertares nocturnos además de dificultad para que el niño inicie el sueño sólo.
En este tipo de casos es muy habitual que el origen del problema se deba a la adquisición de hábitos adquiridos, consentidos y reforzados por los propios padres o, en su defecto, por los cuidadores de turno.
La sobreprotección parental o la incoherencia normativa (falta de criterios unificados por parte de las personas que cuidan al niño) juegan un papel importante en el inicio de la resistencia a acostarse.
Suele aparecer en lactantes de seis meses hasta niños de cinco años, produciendo una considerable distorsión de su propio sueño y el de sus padres.
Insomnio por causas psicológicas
Otras causas a tener en cuenta en la aparición del insomnio son las de tipo psicológico. En este caso, el tratamiento debe dirigirse más a solucionar el problema que causa la ansiedad.
Recomendaciones para mejorar sueño
Evitar o reducir el ruido.
Mantener unos horarios regulares, tanto de acostarse como de levantarse (incluidos días festivos).
No utilizar colores muy llamativos en la decoración de la habitación.
Con niños pequeños se les puede leer un cuento antes de dormir. Los mayores pueden dedicar un tiempo para hablar de sus "preocupaciones" antes de iniciar el sueño.
Adecuado a la edad, practicar algo de ejercicio, preferentemente por la mañana o al mediodia.
Ventilar bien la habitación durante el día y por la noche si fuera necesario.
Las medidas clásicas del baño antes de acostarse o cualquier actividad rutinaria efectuada antes del sueño.
Elegir un colchón de buena calidad y una cama no demasiado estrecha.
No utilizar demasiadas mantas. Si el peso es excesivo puede molestar a los niños más pequeños.
Esperar al menos dos horas después de cenar, antes de acostarse.
Regular las siestas (mejor que sean a primera hora de la tarde).
Evitar el exceso de polvo y humedad en la habitación.
Si el niño tiene miedo, se puede dejar encendido un pequeño piloto o punto de luz ténue.
En caso de despartarse por la noche no dar de comer (sólo agua).