Había dentro de un pozo oscuro y profundo una comunidad de ranas. En su sociedad tenían una ley muy rígida, pero había también una curiosidad general en el sentimiento de toda la comunidad: ¿Qué es lo que hay después de esa luz que está arriba de nosotros?, se preguntaban, pero cualquiera que osara pensar en ello sería castigado y quien se atreviera a ir a la luz no sería recibido nuevamente.

Un buen día una rana joven dijo a sus amigos: Yo iré a la luz y no regresaré jamás. Se quedaron perplejos, algunos le aconsejaron que no lo hiciera, otros la delataron. Por esto, los gobernantes decidieron ejecutar a aquella joven rana al día siguiente, pero muy temprano, la rana esperó y subió al balde que a diario bajaba por agua, para encontrarse con la luz.

Los gobernantes pusieron leyes más estrictas y decían que la rana había muerto en la luz y no regresaría.

A unos pocos meses, se escuchó un grito al final de la luz: ¡Hola! Abajo todos escucharon y alguno respondió: ¡Hola!

La voz respondió: Soy la joven rana que escapó de ustedes.

¿Cómo te va arriba? ¿Sufres mucho? ¿Deseas regresar?, preguntaron. Nada de eso-replicó la rana - me va muy bien, acá todo es de colores, no es verde y negro como allá abajo, hay muchas ranas bonitas y muchas más comunidades; también hay mucho alimento muy variado y a propósito, me he casado y ahora tengo siete hijos. ¡¡ No volvería abajo ni loco !!

Al día siguiente, el balde que bajaba diariamente al pozo, subió repleto de ranas ansiosas por salir. Descubrieron que había que salir a buscar para encontrar la luz que Dios les regaló.