Se abandonaron en las manos de Dios. Ayer, los familiares del pequeño Saúl Ramos se congregaron en el Templo de Restauración de Pedregal, para despedirlo. Saúl fue el niño que murió por la picada de un alacrán, en días pasados.
Sus familiares consideran que Saúl muere por un plan de Dios, que debe servir para que más niños no mueran en Panamá por la misma razón.
Durante las honras fúnebres, los familiares de Saúl le expresaron a los profesionales de la salud lo siguiente: "ustedes, muchas veces, tienen la facultad de decidir quién vive o quién muere. Sean comprometidos con su trabajo, no piensen sólo en su salario".
Las escenas de dolor eran desgarradoras.
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